Agradezco a Dios el día de hoy...
Me despertaron temprano, ¡Mal inicio de día!
¡Al zoológico nos vamos!, dijo mi hermana
¡Gracias a Dios! Respondí yo, pero quedándome con un bichito en la guata.
¡No importa! Dijo mi mamá, ¡Ale, invita a tu amiga del frente y nos vamos las tres a pasear!
Después de esperar que se arreglaran, me hice la buena onda y partí a dejarlas a la micro, mientras se apoderaban de mí la flojera y las ganas de descansar, pero la micro nunca pasó, luego de un rato averiguamos que el recorrido ya no pasaba por ahí por cambios del famoso Transantiago, así que vencí a todos los demonios de mi mente y cuerpo y dije: - ¡Ya, volvamos a la casa, me cambio ropa y nos vamos en auto!
Con mi madre, acordamos invitar a Karin y José Luis, para que llevaran a Tobías al zoológico de Santiago (el cabro chico conoce las playas de Turquía y no el zoológico de su cuidad, ja!!) y aprovechar de ver a mi querido sobrino, ya que son pocas las oportunidades que tenemos…
Llegamos, todo bien, subimos a pie por las escaleras, arrastrando el coche, comiendo los típicos cereales (de esos que todo el mundo le da a los monos) y mi mamá cansada al primer escalón…
¡El elepante! Dice Tobías, ¡monooo! Repetía sin parar, ¡chaooo raana! Gritaba a viva voz, mi sobrino fascinado, Alejandra corría y jugaba con su amiga y todos nosotros no parábamos de reír.
¡Tengo hambre, se me bajó el azúcar! Es la frase típica de mi mamá, así que nos sentamos y sacó el nunca olvidado “huevo duro”, con el pancito, un tomatito, la bebida, mientras José Luis se alejaba exclamando ¡Odio los huevos duros, I hate to you! ¡Mamá te quedaste en el pasado!!
¿Qué edificio es ese? Me preguntó José Luis y yo le repondí.
¡Pero me gusta ese otro! Luego exclame yo.
Y sin darme cuenta, de pronto me vi sobre Santiago, en un hermoso día de sol, hablando con mi hermano de que sueña y de qué sueño yo,
Como nunca lo hemos hecho.
Sinceramente, quiero a mi hermano, pero no somos amigos, no es una relación como con Javier y Sandra (mi otro hermano y su señora), menos de conversaciones profunda y amenas, debido a la lejanía y el tiempo.
JL estuvo 5 años en Inglaterra y poco lo extrañé, recuerdo cuando éramos chicos… él me pegaba, me amarraba a la silla para que yo no llorara y yo más lloraba…
Recuerdo que junto a Javier nos encerrábamos en su pieza y hacíamos guitarras y batería para creernos los Guns N' Roses o Poison; recuerdo las veces que les sacaba monedas de su velador junto con su frasquito escondido con colillas de cigarros; cuando me encerraba en la pieza oscura o ponía el video de Michael Jackson para asustarme; cuando me llevó a sus primeros días en la universidad para quedarme con sus documentos por si lo cachorreaban; y sus inolvidables “errores” provocados para no ayudar a mi papá a cargar, ordenar, ir a comprar o atender el negocio…
Eso recuerdo del Jose y muy poco más, porque se sacó la cresta estudiando, pidiendo computador ajeno, llegando tarde a la casa o no llegando por sacar su profesión que hoy lo hace profe en la USACH. Luego se fue de la casa cuando comencé a crecer, por ahí el ‘93, después se casó y comenzó su propia historia, hasta que se fue a hacer su doctorado a York y menos supe de él.
A pesar de todo, igual quiero a mi hermano, porque es un buen hombre, porque tiene a la Karin y Tobías al lado, que lo hacen mejor persona, porque a pesar de no conocerlo bien es mi hermano y mis papás siempre me ensañaron a quererlo. Pero hoy fue un buen día, porque lo quise, porque fue como un amigo más, porque reímos y soñamos juntos, porque fuimos al zoologico como no lo habíamos hecho antes.