Jerusalén
El fin de semana estuve en la última jornada de la Escuela de Formación de la VPU (en la cual soy parte de los Asesores, para mis amigos que no saben) y me hace recordar que ha pasado un año más y que es hora de reflexionar lo que viene, gracias a todo lo aprendido en este año de trabajo apostólico, así que ésto estuve pensando...
Jerusalén es la ciudad que simboloza la entrega y el dolor de Cristo, donde entra triunfante entre de danzas alegres de palmas y romeros; donde sufre su más grande agonia, donde se siente solo, incomprendido y abandonado por un Padre que le entrega la más grande misión de la historia, mostrándole cómo pero sin darle un por qué... "será posible no beber de este caliz de amargura" ... ; donde entregó su más grande tesoro "que no se haga mi voluntad, sino la tuya"... y donde al fin, vio con ojos de amor derrarar su sangre, entre burlas y ofenzas, entre golpes y latigazos, frente a su madre y sus amigos, pero que dejó un sendero de luz para salvación de todos nosotros.
Por eso cuando decimos que Santiago es mi propia Jerusalén, cómo no puedo pensar en trabajar... cuanta verdad hay, ¿cómo vivir con mis propias cruces? ¿cómo vivir con mis propias esperanzas? con mis penas y alerias, pero con un sólo fin... el de hacer la voluntad de Dios.
Tengo claro cuales son mis cruces, por lo menos algunas..jeje... (hablo de cruces refiriendome a lo que debo cargar y vivir para poder superarlas), pero que ganas de arrancar y vivir la vida como si Él no existiera, como si Él no hubiese tocado mi vida, es más fácil vivir sin pensar en lo que Él quiere de mí. Pero "No", al contrario estoy tan desafiada a seguir trabando para demostrar que Él puede todo, que puede mejorar este camino de piedras en puntas, porque a pesar de que yo camino descalza entre dolores, alegrias, amarguras, preocupaciones y soledades, Él quiere cargarme y regalarme una hermosa vida que tal vez tú no entiendas, pero de la cual yo estaré agradecida, no porque no deje que me clave mis pies, sino porque él está a mi lado, y eso me basta.
Hoy quiero eso, agradecerle a mi Padre por la vida que me ha brindado, por mi familia, mis amigos y por cada uno de los que se ha cruzado en ella, bendiciones que me ha regalado y las que espero seguir recibiendo.
Prometo seguir trabajando en mi propia Jerusalén...
Amén. (como alguien me dijo: "A no sino No?"...)
Jerusalén es la ciudad que simboloza la entrega y el dolor de Cristo, donde entra triunfante entre de danzas alegres de palmas y romeros; donde sufre su más grande agonia, donde se siente solo, incomprendido y abandonado por un Padre que le entrega la más grande misión de la historia, mostrándole cómo pero sin darle un por qué... "será posible no beber de este caliz de amargura" ... ; donde entregó su más grande tesoro "que no se haga mi voluntad, sino la tuya"... y donde al fin, vio con ojos de amor derrarar su sangre, entre burlas y ofenzas, entre golpes y latigazos, frente a su madre y sus amigos, pero que dejó un sendero de luz para salvación de todos nosotros.
Por eso cuando decimos que Santiago es mi propia Jerusalén, cómo no puedo pensar en trabajar... cuanta verdad hay, ¿cómo vivir con mis propias cruces? ¿cómo vivir con mis propias esperanzas? con mis penas y alerias, pero con un sólo fin... el de hacer la voluntad de Dios.
Tengo claro cuales son mis cruces, por lo menos algunas..jeje... (hablo de cruces refiriendome a lo que debo cargar y vivir para poder superarlas), pero que ganas de arrancar y vivir la vida como si Él no existiera, como si Él no hubiese tocado mi vida, es más fácil vivir sin pensar en lo que Él quiere de mí. Pero "No", al contrario estoy tan desafiada a seguir trabando para demostrar que Él puede todo, que puede mejorar este camino de piedras en puntas, porque a pesar de que yo camino descalza entre dolores, alegrias, amarguras, preocupaciones y soledades, Él quiere cargarme y regalarme una hermosa vida que tal vez tú no entiendas, pero de la cual yo estaré agradecida, no porque no deje que me clave mis pies, sino porque él está a mi lado, y eso me basta.
Hoy quiero eso, agradecerle a mi Padre por la vida que me ha brindado, por mi familia, mis amigos y por cada uno de los que se ha cruzado en ella, bendiciones que me ha regalado y las que espero seguir recibiendo.
Prometo seguir trabajando en mi propia Jerusalén...
Amén. (como alguien me dijo: "A no sino No?"...)
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